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sábado, 26 de septiembre de 2009

O'Hara Irish Pub

Estoy sentado aquí-- pues ¿en qué otra parte estaría?-- aprovechando el wi-fi gratis del café irlandés O'Hara. Estoy sentado al borde de un momento y de una época, que me van a cambiar. ¿Cuántas veces me he sentado a pensar, escribir, reflejar en los momentos que me han cambiado y los que están por venir? Un sinfín de veces sin dudas, pero ¿de cuántas me acuerdo?

Puede que el reto de nuestras vidas fulgantes sea la memoria-- cuidarla, mantenerla. No podemos recordar todo. Si cada noche de mi vida hubiera escrito yo un resúmen del día que había acabado de vivir, ¿habría logrado una memoria más completa, acertada quizá? La verdad, me parece que quizá sin saberlo, los récords que mantenemos también puedan dañar la calidd de nuestras memoris. Seguiremos sin saberlo-- aun menos nostoros que mantemeos diarios o una ocasional entrada de blog.

Memorias flotando en el ciber-espacio, como siempre lo han hecho. Imagínate que te circulan todas las memorias del mundo, invisibles, silenciosas, pero a su vez llenas de gritos y emociones al punto de estallarse. ¡Ojalá pudiera estirar la mano para coger una! Qué buena cosecha daría el árbol de las memorias, cada fruta dando su sabor que nunca se duplicaría. Qué hermosura viviríamos si pudieramos tener memoria de las memorias-- ah sí, me acuerdo de la dulzura de ésta, la ternura de ésa, y la amargura de aquélla.

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